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EL EFECTO NOCEBO

Sana Distancia Y Locura Mediática


No sé si a ustedes les ha sucedido, pero casi estoy seguro que es un fenómeno común y bastante corriente en nuestros días: con una exactitud casi quirúrgica y con un efecto y ritmo dramático que haría palidecer de envidia a cualquier primer actor de Hollywood, de repente y a la mitad de la nada ya sea por WhatsApp o en cualquier red social, aparece un comunicado que por ser tan inverosímil, pero con visos de sensacionalismo tan calculado, que no puede dejar de llamarte la atención y de alguna manera te provoca una cierta duda que se convierte en sugestión.


Escribo esto, no con la intención de verificar o desmentir el contenido de tales mensajes, sino para comentar que, a partir de estos tiempos pandémicos, tal parece que este tipo de comunicados han proliferado exponencialmente y son tan comunes, y a veces tan corrientes, que se han convertido en un tema tan cotidiano, que causa escalofríos pensar que son parte de una estrategia muy bien orquestada.

La semana pasada llegó hasta mi dispositivo “inteligente” un mensaje con el título “El mundo es un pañuelo”, en el cual se pretendía explicar una teoría conspiratoria analizando las intrincadas relaciones entre el Laboratorio Biológico chino de Wuhan, Glaxo, Pfizer, Black Rock, Soros, Axa y una serie encadenada de actores económicos, políticos y tecnológicos que terminaba con el mismísimo Bill Gates como villano del cuento.


Esto no me resultó novedoso, pues ya en algún momento lo había leído “por ahí”, pero este mensaje llegó a mí, y supongo que a miles de destinatarios más, justo en el preciso momento en el que varias compañías farmacéuticas y muchos líderes internacionales anunciaban que sus vacunas contra el COVID 19 estaban ya listas para ser distribuidas y algunos daban con certeza una fecha para el inicio de la vacunación masiva.

Como ya lo he apuntado, el tiempo y el ritmo no pudo ser más exacto, y el efecto más dramático, pues de un solo golpe la noticia y la explicación conspiratoria se alojaron en mi mente e invocando al método de Goebbels, por aquello de que “una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”, mi sentido común de lo cierto, lo falso y lo de dudosa procedencia se vieron impactados. Misión cumplida por parte del rumorólogo que generó el mensaje conspiratorio, no cabe duda que a veces la perversidad puede alcanzar niveles artísticos.


Ahora bien, se dice que una mentira maquillada con los muchos tonos de la verdad puede tener algo de credibilidad, por lo menos a primera vista, pero su efecto es como el de un veneno a cuenta gotas que termina por causarte casi de manera inadvertida una secuela letal, y pensando en ello y en las cadenas de mensajes sensacionalistas me puse a investigar en este fenómeno derivado, sin lugar a dudas, de la reciente infodemia, sobreinformación y proliferación de “fake news” que estamos padeciendo en las redes globales.

Ahondando en el tema, encontré que este fenómeno se llama “Efecto Nocebo” y tiene una explicación clínica en la psicología pues es contrario al efecto de un placebo (sustancia que es capaz de provocar un efecto positivo a ciertos individuos enfermos, si estos no saben que están recibiendo una sustancia inerte y que creen que es un medicamento).


El Efecto Nocebo, también explicado como un padecimiento psicosomático según los especialistas, es tan poderoso como nuestra propia mente, y en estos tiempos de terror e incertidumbre, las simples expectativas sobre la posibilidad de contraer una enfermedad pueden resultar tan peligrosas como un virus que se disemina por vía del rumor, creando un efecto potente, y cuando llega a grados extremos puede ser letal.

La BBC News en su edición digital advirtió en su publicación del pasado 2 de noviembre que “La pandemia de covid-19 ha dado lugar a tantas teorías conspirativas que ponen en riesgo la batalla contra el coronavirus”, y en una entrevista realizada por este medio a Stephan Lewandowsky, profesor de psicología cognitiva de la Universidad de Bristol, en Reino Unido, y experto en desinformación, documenta que "Cualquier situación de miedo donde la gente siente que pierde el control de su vida, hará que algunos se vuelvan susceptibles a las teorías conspirativas".


Y añade que hay grupos muy vulnerables relacionados con el Efecto Nocebo: "Las personas jóvenes tienden a creer más que las de más edad en las teorías conspirativas. Y las personas con un nivel más alto de educación son menos propensas a creer en ellas” y por otra parte "Las personas en los extremos —tanto de derecha como de izquierda— tienden a creer fervientemente en ellas, en oposición a la idea generalizada de que las teorías conspirativas son del dominio de la derecha".


Sin embargo, buscar un culpable en relación a la pandemia generada por el Efecto Nocebo es algo más complicado, pues si pensamos que la base de un rumor no está en analizar a quién afecta sino a quién beneficia, nos hace caer nuevamente en una teoría conspiratoria ¡Qué paradoja! ¿No lo creen? Quizá lo único cierto es que la incertidumbre y el miedo son sentimientos generalizados en nuestros días y están ahí, a la vista, invadiendo y complicando nuestra existencia a través de los muchos y muy repetidos mensajes, noticias y rumores catastróficos y conspiratorios que son en verdad actos de terrorismo dosificados, ya que pueden causarnos, como escribiera Cervantes en las primeras páginas del Quijote al explicar su locura, que “Se enfrascó tanto en su lectura, que se le pasaban las noches leyendo de claro en claro, y los días de turbio en turbio, y así, del poco dormir y del mucho leer, se le secó el cerebro, de manera que vino a perder el juicio”.

¿Locura o sensatez? No lo sé ni lo intento razonar…pero parafraseando a Edgar Alan Poe, tan solo diré que “Cuando un loco parece completamente sensato es ya el momento, en efecto, de ponerle la camisa de fuerza.”

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