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UN VIAJE HACIA NUESTRO BIENESTAR

Si sigo viviendo los años de mi vida, tan rápido como los he vivido hasta ahora, cuando muera, no habré vivido nada. - André León Orta


Podemos describir con innumerables calificativos, las distintas sensaciones que experimentamos una vez que salimos de la rutina diaria a otros parajes. Es increíble como nuestra mente adecua el sentir del cuerpo y del espíritu hasta cuando en la misma ciudad cambiamos de ambiente.


Hacer turismo es una de las mejores formas de crear bienestar a través de las distintas oportunidades para viajar. Es tan ideal, que se han creado lugares extraordinarios para suplir la necesidad de consumo de un mercado cautivo que buscar mejorar su salud corporal y espiritual.


Son muchos los países donde se encuentran disponibles estas opciones, que desde el descanso en apacibles espacios se traduce en salud para la mente y el cuerpo. Muchas veces sin salir de nuestro país, cambiamos de ambiente de la ciudad a la playa por ejemplo y ya nos sentimos mejor. La mente, presa del estrés del día a día, el trabajo, el tráfico, los conflictos por resolver y hasta los hábitos de vida constituyen, estoy seguro, una razón para sentir la imperiosa necesidad de sentirnos mejor.

Probablemente, no estemos en un estado de conciencia que nos permita conocer a ciencia cierta qué es lo que necesitamos, y es por eso que salimos corriendo a la primera invitación que nos hacen. Sin embargo, el bienestar viene de la mano de un reconocimiento interior de nuestra realidad, desde lo espiritual, es decir; en conocimiento de qué es lo que queremos de la vida.



Salir de viaje requiere, además, de un sinfín de detalles que pasa por la recreación, el placer y el descanso, con la satisfacción de que esas horas o días harán del tiempo y el dinero, la mejor inversión. En líneas generales, la palabra bienestar está asociada a la satisfacción del ser. Porque ser y estar sugiere la fusión de las energías volcadas a la paz del espíritu, no al ego; sino a aquella sensación que nos produce una descarga química en el cuerpo que ha sido denominada el cuarteto de la felicidad o coctel de la vida: “endorfina, serotonina, dopamina y oxitocina”.


Yo creo que el asunto va más allá de un tema biológico. Pero, ¿cuál es la realidad?; ¿Por qué nos sentimos así?; ¿Porque queremos muchas veces salir corriendo?; ¿Estamos seguros de que es lo que pasa detrás de esa inmensa necesidad de cambiar un lugar por otro?


Una vez que vivimos una experiencia, esos químicos en nuestro cuerpo cumplen una función. Así como en la película “Intensamente”, nos sentimos por momentos felices, eufóricos, descansados casi anestesiados de placer y así “momentos” de “cambios de sentimientos.


Es seguro que un viaje a las Maldivas, cura cualquier cosa; un encuentro con las nubes en Machu Picchu te depura el alma; la fuerza del agua asustando nuestros sentidos en las Cataratas del Niagara te deja perplejo, así es. Cientos de lugares con increíbles experiencias por vivir son capaces de dejarte sin estrés y regresar a casa recargado y feliz. Pero el tiempo de esa energía está supeditado a tu próximo sentir. Es por eso importante reconocer nuestra realidad y cuál sería la mejor manera de obtener bienestar y sostenerlo en nuestras vidas.



En ese sentido, reconocer lo importante que es todo cuanto tenemos en nuestras vidas es el primer paso para que “el bienestar” sea una forma de vida. Porque así, cuando salimos de viaje y disfrutamos de las maravillas del mundo, sabemos que al regresar nos reencontramos con lo que es nuestro, eso que amamos y que cada micro segundo nos saca una sonrisa, eso que cuando vamos a dormir nos hace suspirar. Aquello que forma parte de nuestras vidas está allí, porque ha sido creado para nosotros, sin importar color, forma o costo; en realidad lo que importA es el valor que le damos y como apreciamos agradecidos tenerlo con nosotros.


Una de las formas más idóneas de tener bienestar en forma sostenible, es reconocer los pequeños detalles de la vida. Ese instante en el que estas despertando cada mañana y sientes que esa tasa café en tus manos se constituye en una gigantesca sensación de felicidad. Si ustedes, como yo lo sienten así, les puedo decir que ese es el mejor viaje que pueden hacer. Un costo tangible a los sentidos en donde no hace falta más nada que respirar tan controlado y apacible se pueda sin importar lo que te rodea. Ese es sin duda amigos míos, la mejor expresión de bienestar que puedan sentir, que no es otra cosa que disfrutar de la magia de existir.


Ahora bien, el bienestar a través del turismo tiene varias connotaciones. Como decía al principio, a medida que la demanda ha hecho su trabajo con viajeros que buscan sanar su cuerpo y mente en lugares adecuados para ello, se ha creado la oferta de posadas y hoteles tipo spa ubicados en los sitios mas increíbles. Parajes con una magia indescriptible. Estos espacios le brindan la oportunidad de sentir que la existencia debe ser palpable a los sentidos.


Cuando vas a estos espacios del planeta para huéspedes exigentes, entiendes que no somos tan diferentes y que encontramos coincidencias entre otros pares. Y es que somos capaces de compartir con un extraño como si ha estado allí esperando por nosotros desde otras vidas. Entonces nos damos cuenta, que había un muro alto entre lo que queremos y lo que necesitamos. No puede haber bienestar si seguimos detrás de ese muro esperando que alguien nos de lo que ya tenemos.

El bienestar de nuestras vidas está en nuestras manos; en casa, en la Patagonia, en el Oriente Medio, en Canadá, en Venezuela o donde quiera que estemos. Llevemos nuestra zona de confort a donde vayamos y reconoceremos que el bienestar es una forma de vida.


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